Por: Maria Villarreal | @embarazo.parto.postparto.
Formo parte de una generación a la que le hicieron creer que llorar es de persona débil, es vergonzoso o patético, es lamentable, está mal. Esos preconceptos afectan especialmente a los hombres, que fueron incentivados a ser “bien machos”, a callar las emociones aunque ello los lleve a angustiarse aún más, pero de manera silenciosa, y a enfermar. Estas acciones represivas que recaen en todos pero aún más en ellos son las que favorecen que el índice de enfermedades coronarias y suicidios en hombres sea mayor que en las mujeres,
Además, en la posmodernidad nos enseñan a exprimir nuestros cuerpos y mentes a un nivel extremo para producir ideas y llevar a cabo acciones incesablemente. Y encima se pretende que lo hagamos con una sonrisa dibujada en el rostro independientemente de nuestro estado emocional. En ese contexto detenerse a llorar se vuelve difícil.
Existe por otra parte la idea errónea de que si una madre o un padre lloran por estar agotados de criar y de ocuparse del hogar son desagradecidos o malas personas.
Por último, las redes sociales y los medios de comunicación, así como las publicidades de las grandes empresas, nos hablan de que hay que disfrutar al máximo y sin pausa, instándonos a vivir siempre experiencias originales y únicas. El llanto pareciera quedar afuera de ese estilo de vida.
Sin embargo, todos necesitamos liberar nuestras emociones de vez en cuando. Y si desde la visión psicológica no los convenzo, les cuento desde una óptica biológica que las lágrimas arrastran al exterior neurotransmisores, enzimas, minerales y proteínas que se acumulan en el organismo durante un episodio de estrés. Si no son expulsadas, estas sustancias mantienen al cuerpo en un estado de tensión que resulta dañino.
Quizás sea hora de dejar de decir “ay, ella llora por cualquier cosa”, “llorar es de maricón”, “no llores que me hace mal a mí”, “llorar es de débiles” y de reconocer al fin que expresar las emociones y mostrarse vulnerable es una forma de valentía, no sé si la más decorosa, pero sí la más potente.
Maria Villarreal María Villarreal Uralde. Lic. en Obstetricia, egresada de la Universidad de Buenos Aires (Argentina) con diploma de honor. También es docente universitaria egresada de la Universidad del Salvador de Buenos Aires. Hizo la Residencia de Obstetricia, el Instructorado y trabaja actualmente en un Hospital Públicos de su país. Ofrece talleres para embarazadas y familias sobre cambios del embarazo, trabajo de parto y parto y lactancia. Es mamá de un bebé gracias al cual pudo aprender mucho más sobre la etapa perinatal... Para más información sigue en Instagram a @embarazo.parto.postparto
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